La Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes es una de las advocaciones marianas de la Bienaventurada Virgen María. Se la llama también Generala de los Ejércitos Celestiales, la Mujer Vestida de Sol y la Reina de la Paz. En su conmemoración se ha establecido la fiesta de la Merced o de las Mercedes, el día 24 de septiembre.

Cuenta la tradición que la noche del 1° de agosto de 1218, San Pedro Nolasco tuvo una visita de la Santísima Virgen, que lo exhortaba a fundar una Orden religiosa con el fin principal de redimir a aquellos cristianos cautivos que estaban en peligro de perder su fe. En ese momento, la península Ibérica estaba dominada por los musulmanes, y los piratas sarracenos asolaban las costas del Mediterráneo, haciendo miles de cautivos a quienes llevaban al norte de África.

Pedro Nolasco impulsó la creación de la Celeste, Real y Militar Orden de la Merced, que fue fundada en la Catedral de Barcelona con el apoyo del rey Jaime I de Aragón y la aprobación del obispo Berenguer de Pavlou. La Orden Mercedaria, fundada el 10 de agosto de 1218, recibe el nombre de "Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de los cristianos cautivos de Santa Eulalia de Barcelona" (así consta en sus constituciones de 1272). Se calcula que fueron alrededor de trescientos mil los redimidos por los frailes mercedarios del cautiverio de los musulmanes. Unos tres mil son los religiosos que se consideran mártires por dar cumplimiento de su Voto.

La devoción a la Virgen de la Merced se difundió muy pronto por Cataluña y por toda España, por Francia y por Italia, a partir del siglo XIII con la labor de redención de estos religiosos y sus cofrades. Con la Evangelización de América, en la que la Orden de la Merced participó desde sus mismos inicios, la devoción se extendió y arraigó profundamente en todo el territorio americano.

La iconografía usada para representar a la Virgen de la Merced, es aquella cuya vestimenta es su manto (a partir del siglo XVI, con el hábito de la orden de la Merced), mientras ora o cobija bajo él a un grupo de presos cautivos, pero también a santos, o personas de todas las clases sociales.